PROMETO NO OLVIDARME
Hab铆a saldado ya viejas cuentas pero otras quedaban pendientes…
Y ella lo sab铆a…
Nadie mejor que ella lo sab铆a.
Ten铆a que volver.
Ten铆a que volver.
Se tom贸 su tiempo… y su no tiempo, se acomod贸 en su espacio infinito y program贸 su vida.
Escribi贸 su gui贸n, eligi贸 a sus padres, se orden贸 deberes, jur贸 elegir la verdad y no el error.
Y cuando escribi贸 la palabra “fin” ya estaba lista para empezar.
Le cost贸 menos esta vez despedirse de sus amigos de luz, sab铆a que iba a volver… y que los encontrar铆a all铆 abajo.
Repas贸 su libreto por 煤ltima vez. “Prometo no olvidarme”, grit贸 con toda su alma, mientras el aire se volv铆a mas denso y lentamente iba muriendo a ese mundo de luz.
La oscuridad la envolvi贸…
Se fu茅 enredando de a poco en una sustancia viscosa, tibia, pegajosa, que crec铆a… crec铆a… y la cubr铆a… la rodeaba… la encerraba…
Esa prisi贸n la acompa帽ar铆a durante todo su viaje. “ya s茅 pero no debo olvidarme”.
El espacio fu茅 haciendose cada vez mas peque帽o.
Por las 煤nicas dos ventanillas percib铆a el agua… tibia…
Y ese tambor batiendo… siempre a ritmo… cada vez mas fuerte.
De pronto otro tambor, mas peque帽o, comienza a escuchar… y va creciendo, con su propio ritmo.
Los dos tambores acompasados se aceleran… se aceleran… siempre a ritmo… m谩s veloz… cada vez m谩s veloz…
Ya no queda espacio…
Algo me empuja y recuerdo el miedo… otra vez el miedo… presiento un tubo estrecho y un leve resplandor all谩… al final… lucho por llegar a 茅l… el tamborcito casi estalla en un grito espantoso…
“Es una nena.”
El m茅dico la toma por la patitas, le da un chirlo, la nena llora y todos festejan.
El m茅dico la toma por la patitas, le da un chirlo, la nena llora y todos festejan.
Nadie sabe mi dolor.
S贸lo a veces, muy pocas veces tengo la sensaci贸n de estar cumpliendo con aquel gui贸n; es cuando el amor me afloja la cara y la sonrisa se instala… y las ventanillas brillan… pero por mas esfuerzo que haga no logro recordar aquella promesa, aunque la intuici贸n me dice que tiene que ver con la elecci贸n de la VERDAD.
Marilina Ross
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